Ser deportista y asmático/a no es ninguna rareza. De hecho, según un macroestudio del Comité Olímpico Internacional, el 21% de los deportistas (1 de cada 5) sufren asma. ¿Puede limitar esto su carrera o sus objetivos deportivos? “En absoluto”, aclara el Dr. Asier Bengoechea, neumólogo en Clínicas Ascires. “Con el control médico de un especialista, el asma no debe impedir a una persona practicar ejercicio ni ha de suponer una limitación en sus metas deportivas”. En este artículo te damos más detalles sobre la combinación de asma y deporte.
¿Qué es el asma?
El asma es una enfermedad crónica que provoca una inflamación en el interior de los bronquios, que pueden estrecharse hasta el punto de dificultar o impedir la respiración. Una sensación angustiosa que sufren más de 3 millones de personas en España, según Fenaer, y que se puede ver agravada por una serie de desencadenantes como el frío, la contaminación, alérgenos (polvo, polen o ciertos productos químicos, por ejemplo) o el tabaco.
Síntomas del asma
- Sensación de falta de aire
- Opresión en el pecho
- Tos
- Silbidos al exhalar (sibilancias)
Estos son algunos de los síntomas que puede experimentar una persona con asma. Esta afección se puede padecer en diferentes grados y un mismo paciente puede experimentarla con diferente intensidad a lo largo de la vida. A algunas personas el asma apenas les provocará molestias, mientras que otras pueden sufrir ataques que pueden llegar a poner en riesgo su vida.
Por estas razones, es importante llevar un seguimiento cercano por parte de un especialista con el objetivo de controlar los síntomas y hacer los ajustes necesarios en el tratamiento.
Asma y deporte: Nada de limitarse, pero siempre con control médico
Es fácil pensar que esta condición es incompatible con una práctica deportiva intensa como el running o el ciclismo, pero nada más lejos de la realidad. “Son muchos los pacientes que nos preguntan si, siendo asmáticos, pueden realizar ejercicio. La respuesta es clara: pueden y deben realizar deporte”, explica el doctor Bengoechea.
Así que, calma: el asma no te impide ejercitarte, ni tampoco debe hacerte rebajar tus objetivos deportivos, los midas en kilómetros, tiempos, partidos o carreras. Sin embargo, sí que debes prestar atención a las siguientes recomendaciones.
1. Diagnóstico: conocer qué tipo de asma sufres
Lo primero es tener un diagnóstico preciso de tu patología. “Hay diferentes tipos de asma y no todos se detectan en la infancia. Es una enfermedad que puede presentarse en la edad adulta y que puede evolucionar de manera diferente en función de factores externos o del propio estilo de vida”, expone el especialista.
Por esta razón, tanto si ya hemos sido diagnosticados como si no, ante episodios repetidos de falta de aire con el ejercicio, tos, presión torácica o silbidos al inhalar, hay que acudir al neumólogo.
Para establecer un diagnóstico, el especialista elaborará tu historia clínica y te hará una exploración física. Toda la información que le puedas facilitar sobre tus síntomas y las situaciones en que se desencadenan será de mucha utilidad.
Si el facultativo sospecha que padeces asma, puede indicarte una serie de pruebas, entre ellas:
- Espirometría: es una prueba de función pulmonar para medir el flujo de aire.
- Prueba de esfuerzo: para comprobar si el ejercicio físico provoca la obstrucción de las vías respiratorias.
- Pruebas cutáneas de alergia (test Prick): si se sospecha que el origen puede ser de tipo alérgico.
- Análisis de sangre
- Radiografía de tórax
- Análisis de esputo
2. Asma y deporte: Cumplir siempre con la medicación
Segundo punto: no dejar la medicación. “El tratamiento indicado por el especialista nos va a permitir mantener la enfermedad bajo control. El paciente nunca debe abandonarlo por su cuenta. Si, a pesar de la medicación, tiene crisis o estas empeoran, debe consultar, ya que puede ser necesario un ajuste del tratamiento”, advierte el dr. Bengoechea.
Para deportistas con asma que siguen un programa de entrenamiento exigente y se esfuerzan por mejorar su marca personal, bajar su rendimiento o alejarse de su nivel de intensidad habitual también puede ser un motivo de consulta. Un estudio pulmonar por parte del especialista podría determinar si hay alguna limitación vinculada con sus vías respiratorias.
Los broncodilatadores son los fármacos más comunes para este tipo de dolencia, ya que abren las vías respiratorias y alivian los síntomas a corto plazo, cuando se tiene una crisis o antes de hacer ejercicio. Sin embargo, el tratamiento para el asma varía mucho de una persona a otra. Según los síntomas y la gravedad, puede incluir un inhalador diario, tratamiento oral o terapias complementarias.
3. Asma y deporte: Atención a tu cuerpo y al entorno
En general, la práctica de ejercicio físico mejora la salud pulmonar a largo plazo y, en concreto, está demostrado que el entrenamiento aeróbico puede mejorar la salud pulmonar en personas asmáticas. El fortalecimiento de los músculos implicados en el proceso respiratorio es uno de los beneficios de esta práctica.
Sin embargo, además de las recomendaciones anteriores, durante los entrenamientos y en las carreras, debemos prestar atención a nuestro cuerpo para detectar posibles síntomas o molestias. Del mismo modo, una persona con asma debe tener en cuenta el recorrido de sus entrenamientos (no es lo mismo correr por unas vías llenas de tráfico y contaminación que en un entorno natural) e incluso la época del año (los meses de primavera, por ejemplo, el asma provocado por alergias se puede intensificar).
En resumen, si sufres asma desde la infancia o te lo han diagnosticado recientemente, hacer deporte no solo no está contraindicado sino que puede ser beneficioso para tu salud, siempre que sea con control médico y manteniendo las pautas de tratamiento.
Si tienes cualquier consulta en materia de salud, en Clínicas Biomédicas Ascires contamos con un equipo médico multidisciplinar con amplia experiencia en el seguimiento, diagnóstico y tratamiento de deportistas profesionales y amateurs.